¿QUÉ PENSARON LOS DIOSES DE NOSOTROS? # 2 – YO NO SOY UN MINION

¿QUÉ PENSARON LOS DIOSES DE NOSOTROS? # 2

YO NO SOY UN MINION

Minion es: Lacayo esbirro, o alguien incondicional, algo así como un esclavo robótico sin voluntad y un sirviente automático.

Yo no soy un Minion; un esbirro o un lacayo, eso de  acuerdo a lo que yo veo en la escritura, esto es lo que pensaron los dioses acerca de nosotros.

Cuando vemos en la escritura y a muchos de los religiosos que le llaman Adonay como  nombre,  ahí quiere decir sencillamente señor o dueño de los esclavos, esto no concuerda con la naturaleza divina, ni aún con la programación que tiene la vida internamente, debo aclarar que la programación interna de la vida esta en sus códigos genéticos y  conlleva su propósito, su amor, su vida, su luz y su paz (Ratzón, Ahaváh, Jayím, Or, Shalom) y la expresión de todo lo bello, de  todo lo maravilloso y lo más sublime, que en su expresión lo podemos ver si todos estos ingredientes no los encontramos en la vida y su expresión, esto no está de acuerdo con la Emet y Emunáh. Éstas palabras son intercambiables pues se traducen en el español fe y verdad pero la realidad es que es una expresión de lo verdadero y de lo real.

HaTzur La Roca Eterna, esto es el fundamento del Universo y el fundamento donde está edificado todo lo que existe, todo lo que se proyecta, todo lo que se ve, es decir, no como nosotros lo vemos acá, sino es como se ve en realidad.

Acá las cosas se ven en forma de ilusión, nuestro sistema es muy lento y no puedes ver los sistemas que van más rápido por  tener  otra frecuencia y las Sefirót completas en su función y en su conexión con nuestros filamentos de luz en nuestros códigos genéticos, por eso hay otra vibración y frecuencia,  por lo tanto, lo que uno ve no es en realidad lo que es, sino más bien una ilusión, pues estamos en una dimensión inferior.

El Universo vibra a billones y billones de veces por segundo, de tal manera que esa vibración y esa frecuencia es lo que hace que las cosas se vean como son y nosotros solamente podríamos ver 24 fotogramas o 24 cosas en movimiento por segundo, sin embargo esto es lo que pensamos que vemos, y en realidad no lo vemos. En esta esfera la realidad no existe, solo es una ilusión.

Sin embargo en esta frecuencia y esta dimensión se requiere que nosotros subamos al nivel  superior,  para que entonces podamos pensar y mirar las cosas como son en realidad.

Esto es posible cuando los filamentos de nuestros códigos genéticos se van encendiendo más y más.

Mínimo deberíamos tener 12 filamentos y  que estén totalmente dotados de la luz. Esos 12 filamento concuerdan con las luces de las Sefirót  del Árbol de las Vidas – Etz Jayím, de la misma manera que la luz viene a nosotros a través de las Sefirót, así la luz divina puede entrar a nosotros a través de los filamentos, porque nosotros somos una réplica del Árbol de las Vidas – Etz Jayiím, y aún estamos conectados a Él por la rueda de la vida.

Como verán esto no es un asunto de opiniones, ni mandamientos, esto es un asunto de la programación del Árbol de las Vidas – Etz Jayiím en nosotros, esa programación tiene una naturaleza única e incambiable,  que hace su función automáticamente.

Los dioses no pueden alterar la función de la vida, ni alterar la forma en que los códigos genéticos actúen y  trabajen, pero si pueden aumentar o pueden disminuir los códigos genéticos y precisamente eso fue lo que pasó de los 12 filamentos que teníamos solamente nos dejaron dos.

Esta fue en la manera que ellos consiguieron que bajásemos de dimensión a la tercera, antes estábamos en Adamáh, porque nuestros códigos genéticos tenían una total función y a reducir nuestros códigos genéticos sencillamente bajamos de dimensión y de capacidad.

Precisamente lo que está haciendo el Universo ahora y los Maestros de Luz, están tratando de revertir ese proceso, conectándonos de nuevo con el Árbol de las Vidas – Etz Jayiím a través de la iluminación de los  filamentos de nuestros códigos genéticos y de esa manera podemos volver y regresar a nuestra casa, la de nuestros padres, como dijo el Mesías – Mashiaj.

Allí esta nuestro lugar, junto a las familias iluminadas. Los hebreos  Evrá, seres de Luz en otras palabras, lograremos retomar nuestro cuerpo de Luz nuevamente, porque acá en Eretz la frecuencia es muy lenta, por eso hizo que nuestros cuerpos de Luz disminuyeran al mínimo y se  hicieron sólidos, pero al regresar a la frecuencia nuestra, como la anterior, nuestros cuerpos recobrarán la Luz total.

Por eso yo digo que no soy un lacayo o esbirro ni menos un minion,  por la sencilla razón de que Yo – Ená – tengo su vida y su naturaleza y ésta está programada en mí y Yo – Ená – tengo mi propia capacidad para hacer que esta vida funcione y trabaje, sin necesidad de que alguien me controle, me maneje, ni menos me manipulen.

Tenemos que ver que en nosotros se está escribiendo la verdadera historia, la verdadera Toráh,  porque nuestra vida es la que se está restaurando a las  cosas y al nivel que habíamos perdido, El Lashon HaQodesh.

Nuestro drama es el drama del dinamismo de la vida y estas están engendrando una Toráh viva como al principio, El Rav Shaúl trato de explicarlo, al decir que éramos Toráh de Yahweh y cada uno de nosotros éramos letras de la Toráh y que éramos epístolas vivas – Ygéret Jayím.

Este es el verdadero Lashon HaQodesh nacido y salidos de los escombros de la mentira, el engaño, la distorsión, pero como la Toráh es viviente no se puede borrar, ni detener, ni alterar, pues aunque se limitó hasta lo mínimo, paso por la muerte, atravesó el muro de la mentira, reconoció el disfraz de Dios, se lo quitó y mostró el verdadero.

Aún lo más lindo paso por medio de los impostores y pudo reconocer lo falso y esto es sencillo, somos genuinos y esto no se puede alterar, como Él no se puede alterar ni destruir, ni rebajar, ni ensuciar, lo puedes poner en los niveles más bajos, más difíciles y se incorporará, se limpia y se auto restaurará, pues la programación es indestructible e invariable.

Yo – Ená – soy Él, tengo mi vida y también tengo este Shabat o bendición, en mi un descanso y Menujáh, de ser su hijo y de tener esta bendición.

No soy lacayo, ni Él quiere que lo sea, soy libre y saber que la libertad está integrada en mí y su voluntad y su amor y este es el poder para levantarme, este es el verdadero significado de resurrección, levantarme siempre más alto, más arriba, mejor, superior y supremo.

Soy como mi Papa y Él como Yo – Ená, Él nunca ha sido un Minion o lacayo ni esbirro, ni esclavo, Él no es Adonay nunca lo será, Él es Yahweh, el secreto de todo lo que existe y como es todo el proceso de Él en nosotros.

Tampoco es Hashem  ¿El nombre de quién? no tiene nombre, es el Todo. Yahweh es la clave de los códigos genéticos de su vida, Él es Yo – Ená El Todo. Y yo soy Yo y el canal para que El Yo – Ená se exprese a través de Yo – Ená su réplica y quien lo expreso acá, eso he visto y he salido de los escombros  de falsedades y de mentiras.

En conclusión; tú no eres copia, ni Lacayo, ni menos Minion, eres Yo – Ená, expresión de Yo – Ená, el gran Yo Soy y en Él todos Somos.

Dr. Pedro Ortiz El Maestro Mensajero de Luz.

16 de Julio del 2013.

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